No hay nada como ver las letras de un escritor. Ellas, a diferencia de las guillotinadoras igualitarias de los libros, dan mucha más información de aquél animal que intentó devorar la cruda realidad, que escribió en un instante dado con toda la pasión desmedida de una vivencia., con toda la fuerza tierna de una palabra enquistada. Sobre las letras aún quedan resto de su soplo vital. Los libros de letras serias ya no pueden decir nada.
(publicado en Cuaderno alfacinha)