Más vale ser niño que comprender el mundo
Fernando Pessoa
Fernando Pessoa
Llegó un día, un momento, un preciso instante de un día cualquiera, después de comer, creo, llegó un minuto, decía, en que todos los sesudos filósofos de este y otros mundos se cayeron del caballo. De esos caballos de los que Unamuno llamaba hidalgos de la Razón, caballos que nunca he visto pero supongo fuertes, apolíneos, serenos y tercos... Llegó un día en que todos esos hidalgos que creyeron por varios instantes en la coherencia del vivir y del mundo, cayeron del caballo con más dolor aún que el propio Pablo de Tarso. Llegó un momento en que los yoqueis de todo el mundo, después de comer, aún con la tortilla bailando en sus estómagos se cayeron a la vez del caballo para subirse, una semana más tarde, sin prisa pero sin pausa en el caballito de cartón que habían abandonado de niños.