Esperar un tren
es un tópico manido
hasta que te ves en un andén
esperando un mundo (o varias horas)
.
Esperar un tren
es una expresión no del todo maldita
hasta que la habitas en un cutre
banco de retorcida materia
mientras uno de los referidos gruñe
pasando feroz por la primera vía
.
Esperar un tren
es algo más que tres palabras
cuando es una realidad sin catre
cuando uno escribe estas palabras
entre una manada de viajeros que duermen
(o más bien lo intentan)
.
Esperar un tren; esa metáfora
tan repetida y escrita
no es aquí metáfora alguna
sino una realidad concreta
a estas cinco y diez
de esta maldita madrugada en vela
.
Esperar un tren entre chillonas
bellas durmientes, paseantes
es un ejercicio para pocas neuronas
un posible método para refugiarse
un antídoto contra la tranquilidad
una cura de humildad para el terrestre
un volcán inusitado de ansiedad
una llama de maldad intrínseca
un maldito dolor de espalda
un insomnio galopante sin salida
un delirio constante por una almohada
un grito de rabia a esta hora.
.
Y aún más sabiendo que este maldito tren
no es el tuyo.
