He visto un perro verde
comiendo un bocadillo de espinacas
hablaba con una pared
le ladraba verdades como espadas...
He visto un loco, un borracho y un niño.
He visto un loco, un borracho y un niño
compartiendo tertulia y también vino.
He visto al loco elegante, chuleta
pasear meneando su cuerpo
como una alfombra recién sacudida
contando, hablando solo
vomitando revelaciones lúcidas.
He visto al borracho muy cuerdo
repartiendo definiciones precisas,
a no ser por no estar sentado
cualquiera notaría ebriedad alguna
—exceptuando la de vida/debida—
Entre su conversación veloz, trepidante
ha pasado un autobús color rosa
y los tres se han mirado parpadeantes
como extrañados de tal cosa.
He visto al niño coherente
ingenioso e ingenuo, como diente
desgarrador de realidades
como pequeño demiurgo entre hombres.
El niño permanecía sumergido
en una banqueta intermedia.
Giraba la cabeza, tomaba vino
y lanzaba verdades sin medida
He visto una hormiga flautista
perseguida por lombrices en bicicleta.
He visto también tus ojos, sin prisa
perezosos, entre chocolate, durmiendo una siesta
como pequeños y dulces gajos de naranja.
He visto un loco, un borracho y un niño
compartiendo tertulia y vino.
He visto un loco, un niño y un borracho
diciendo verdades como puños
y me he preguntado quién es el raro
y no me he respondido.
