Un hombre solitario está mirando a una mujer.
La mira desde un costado del paseo,
sus ojos expresan una momentánea palidez
como un paréntesis temporal erguido.
El hombre que caminaba solitario
sigue mirando a esa mujer
en medio del largo y concienzudo paseo.
La ama desde una distancia prudencial
sin querer
o quizá queriendo.
El hombre solitario que mira a esa mujer
se ha convertido en baldosa desencajada.
¡Ten cuidado con tus pies!
-Eviten el paseo durante la salida de quinceañeras-